Salomé Ramírez
Nació en la ciudad de México, en el seno de una familia de ascendencia árabe.
Durante su niñez realiza sus primeros trazos con crayola, convirtiendo las paredes de la cocina familiar en un mural, inspirándose en los olores de los guisos y el movimiento de la vida familiar.
Algunas impresiones acerca de su obra
La pintura.
La línea es su elemento principal, el que contiene los colores que plásticamente imprime en las formas, llevando la pincelada por medio de veladuras a formar haces de colores para lograr un estilo impresionista-decó. Esta abstracción la lleva a paisajes y escenas, barrocas por la saturación o minimalistas por la depuración de sus elementos, colores y formas.
El yo
Una constante de la mayoría de sus obras. Obsesionada desde siempre por el cuerpo humano y por aproximarse lo más posible al realismo en su pintura figurativa y en sus personajes.
De la misma manera que Alfred Hitchcock lo hiciera en su películas, ella también aparece en cada uno de los cuadros, como un “sueño”, una premonición o un Deja Vu, retratada, consciente o inconscientemente, como un ser de luz o de sombra.
La espiritualidad
Parte imprescindible en sus cuadros, como la paloma que representa el espíritu de la libertad. Las creencias espirituales y carnales son aceptadas y manejadas en su obra con toda la inocencia o la maldad que se puede expresar a través de los símbolos pictóricos.
El amor
Mujer apasionada ante todo, que busca el amor verdadero y real. Obsesionada por la pareja y los placeres carnales que implica. El amor como una memoria que se expresa a través de besos y humedades.
La sensualidad
Las escenas eróticas cubistas, surgen de la espontaneidad expresionista y del manejo de las líneas. La geometría brota como base gráfica en un figurativismo abstracto, en lo que respecta al colorido de los personajes.
El humanismo
Hay en su obra un aspecto politizado, sin ninguna afiliación u orientación partidista, por la influencia de grupos o colectivos que se preocupan por los desprotegidos sociales. Esta faceta se encuentra en obras como “Bajo la Máscara del cambio”, que retrata el drama de la maternidad callejera infantil y la trágica herencia de la orfandad. Otra obra de interés humanista es “Los Hijos de la Guerra”.
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